martes, 26 de julio de 2022

Mamada

Mamada


Claro, te imaginas que me voy a poner de rodillas ante ti, bajarte la cremallera y chupártela, como si se tratara de una película porno más. Pues no, chaval, va a ser que no. Lo voy a hacer a mi manera y te aseguro que te va a gustar.

Lo único que tienes que hacer es sentarte, desnudo, en el borde de la cama, ahí, sobre ese cojín. Puedes echarte de espaldas, si estás más cómodo. El resto es cosa mía.

Tranquilo, yo me ocupo. Tú déjate. No te arrepentirás.

Así que cojo otro cojín, lo pongo en el suelo, entre tus piernas abiertas y me dispongo a pasar un muy buen rato, porque, ¿sabes? yo lo voy a disfrutar también. Mucho.

Acerco mi boca a tu entrepierna. Entreabro la boca y saco la lengua, húmeda. Empiezo a aletear con ella siguiendo tu ingle, la que está a mi derecha. Muevo la lengua rápidamente, resiguiéndola, buscando ese punto exacto donde hay placer y que posiblemente desconozcas. Tanteo con la lengua, metiéndola en la boca de vez en cuando para humedecerla más. Y lo encuentro. Duro bajo mi lengua, siento cómo tu cuerpo se estremece cuando lo toco. Así que me paro ahí, aumento la presión de los aleteos y endurezco la lengua. Me recreo en esa zona, alternando lametazos con "mordiscos de labio".

Hociqueo hasta tus huevos. Paso mi lengua por ellos, un lengüetazo lento y pesado. Y después coloco mi lengua bajo ellos, como sopesándolos. Mmmm, están llenos. Me gusta. Atrapo uno entre mis labios y, así, sostenido, lo lamo. Hago una suave succión, aprieto mis labios alrededor, sin dolor, sólo presión suave. Y lo suelto, para dejar otro perezoso lametón sobre ellos. Me pregunto si me cabrán ambos en la boca, así que la abro, acerco mi cara todo lo que puedo y... mmmm, me gusta tenerlos así. Sentirlos así. Me quedo quieta, disfrutando la sensación, durante unos segundos. Y después empiezo a chupar con delicadeza, con mimo.

Aparto ligeramente mi cara. Vuelvo a sacar la lengua y la deslizo por tu polla, desde la base hasta la punta. Me encanta notar la suavidad del glande, la humedad que lo cubre, recorrerlo con la lengua y los labios, besarlo.

Vuelvo a pasar mi lengua, otra vez desde la base hasta la punta y otra vez me recreo al llegar.

Ahora, en lugar de lamer, lo que hago es girar mi cabeza y atrapar tu polla entre mis labios, voy moviéndome hacia arriba, apretando y soltando mis labios todo a lo largo de tu polla, sintiendo su dureza, calor y olor. Te la masajeo con ellos.

¿Estás preparado? Entreabro los labios y los acerco al glande. Y me dedico a frotarlos contra tu frenillo, ese pellizco de piel tan sensible. Saco la lengua y empiezo a frotar con ella. Sí, tal como me gusta que me lo hagan a mí, aumentando poco a poco la presión con cada aleteo de la lengua, recorriendo esa diminuta zona tan deliciosa y llena de placer. Podría hacer que te corrieras así, ¿sabes?

Ahora sí. Abro la boca y me meto la punta de tu polla en ella. La atrapo entre mis labios. Sólo la punta, nada más. Y me dedico a recorrerla con mi lengua, dentro de mi boca. A explorar cada milímetro de ella, a empujarla hacia mi paladar, a ahuecar mis mejillas para chupar, para mamarla, mientras mis labios aprietan y sueltan, aprietan y sueltan al compás de mis mamadas.

La saco. Brillante y deliciosa. Meto mi dedo índice en la boca y lo chupo, después lo apoyo en la entrada de tu culo. Vuelvo a abrir la boca y deslizo la mitad de tu polla dentro al mismo tiempo que empiezo a presionar con mi dedo tu ano, de forma lenta pero constante.

Dejo quieta tu polla dentro de mi boca hasta el momento en que mi dedo entra en tu culo. Y entonces empiezo a mover, cabeza y dedo al compás. Mi dedo entra y sale cada vez con más facilidad, mi boca aprieta el contorno de tu polla para que sientas el roce de mis labios cuando la deslizo dentro y fuera de mi boca.

De cuando en cuando me paro. En esos instantes, mi dedo queda dentro de tu culo, moviéndose allí, en círculos. Y es cuando me dedico a masajear tu polla, empujándola con la lengua sobre mi paladar, chupando sin moverla de dentro, mamando, literalmente.

Noto que te tensas. Ya estás a punto. Así que empiezo a acelerar mis movimientos, a aumentar los roces con la lengua y los labios, a apretar mi dedo dentro de ti. Rápidamente, sin pausa, sintiendo que se acerca el momento y...


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