martes, 18 de abril de 2023

Tanteando

Sábado noche, un bar de copas. Había pasado toda la tarde con una amiga de mi prima y luego habíamos salido de fiesta con los demás. Sin embargo, la gente se fue marchando hasta que de nuevo quedamos dos. No era la primera vez que nos liábamos esa noche, pero mientras mordía su labios y la rodeaba con un brazo decidí llevar el otro a su coño e introducirle dos dedos de golpe.

Estaba empapada, su coño chorreando mientras ella suspiraba y gemía en mi boca. Imagino que no fuimos discretos, pues empecé a masturbarla en medio del bar sin importar quién pudiera mirarnos. Mi boca alternaba mordiscos y lametones entre su cuello y su labios y ella estaba cada vez más cachonda. Aquella tarde habíamos hablado sobre dominación en el sexo y me estaba confirmando que era toda una perrita.

Tras varios minutos jugando con mis dedos en su interior decidí sacarlos y llevarlos a su boca. La miré fijamente a los ojos y le ordené: «Chupa».

lunes, 17 de abril de 2023

cosa útil

Por fin había llegado el momento. Llevábamos preparándolo varios días, limando pequeños errores y practicando, sobre todo la respiración de cosa. Oh, pero no sabes nada de cosa. Si el Amo estuviera aquí, me miraría con el ceño fruncido y me llamaría "mona" por mi tendencia a irme por las ramas. El Amo es así, con un sentido del humor particular y práctico. A cosa la llamó así porque es su función, ser lo que él desee que sea, deshumanizarla si es su deseo. También podría haberle llamado "herramienta" pero queda mejor "cosa". Yo soy útil. Mi nombre lo eligió en parte porque es también mi función, la de ser útil y propiciar los deseos del Amo a nivel, digamos, intendencia y por otra parte, porque así tendría "cosa útil". Sí, ya dije que su sentido del humor es particular.

Voy a centrarme en lo que debo contar y dejarme de mis monerías. Como te decía, había llegado el momento. El Amo nos había aclarado que los invitados no serían Caballeros, que apreciarían no sólo la forma sino también el fondo, sino que serían caballeros, que no verían más allá de lo que se les presentaría.

Para nosotras no habría diferencia. Los invitados no entenderían el trasfondo de lo que iba a ocurrir, pero el Amo sí y es él a quien deseamos y debemos complacer, así que nos tomamos la tarea tan en serio como cualquier otra.

cosa llevaba ya un par de horas preparándose. Su cuerpo, limpio por fuera a base de duchas, las últimas sin utilizar gel ni jabón para que no hubiera olores ni sabores indeseados y también limpio por dentro a base de un par de enemas. Estaba preciosa en su desnudez. Completamente depilada, mostraba una piel dorada, sin marca alguna. Las puntas de su cabello acariciaban sus hombros. Pero lo que más atraía de ella, era su cara. No porque tuviera facciones perfectas, sino porque tenía una mirada y una expresión de total inocencia, como si se hubiera congelado en los años de su infancia. Ese virginal aire de pureza escondía una naturaleza lasciva, un apetito sexual voraz. La combinación era explosiva.

Otra vez moneando, perdona. Pero quiero que te hagas una idea de cómo eran las cosas. Bien, ahí estábamos las dos, en la sala. Había dejado solamente el sillón del Amo, un poco a un lado y la camilla. El carrito de servicio lo traería justo después de dejar preparada a cosa.

Era muy importante que estuviera colocada de la forma correcta, para que la segunda parte de la sesión fuera lo más cómoda posible para todo el mundo. De ahí los ensayos. cosa se sentó y yo me eché atrás para ver si sus caderas estaban en el lugar conveniente. Perfecto. Le puse el antifaz y cosa pareció desaparecer al dejar de ver sus ojos, su expresión, al cegarla. La ayudé a tumbarse.

Me dirigí a la cocina, de la cual volví con el carrito. cosa yacía sobre la camilla, con los brazos estirados a los costados, las palmas de las manos hacia arriba. Al oírme entrar, flexionó las piernas, uniendo la planta de los pies y creando una especie de nido con sus piernas. Las rodillas quedaban casi fuera de la superficie de la camilla.

Lo primero que hice fue colocar los cuencos pequeños. Los había transformado el Amo, que, dicho sea de paso, es un manitas. En el lugar de la base, había un hueco. Los pezones de cosa ya estaban erectos, imagino que por la situación y por lo que sabía que sucedería de manera casi inminente. Así que coloqué un cuenco sobre cada pecho, intentando que los pezones quedaran bien centrados y visibles. Un tercer cuenco, ligeramente mayor y lleno de chocolate fue colocado en el hueco que formaban sus piernas.

cosa tenía los labios entreabiertos, respirando muy pausadamente, sin apenas moverse. Era otra parte que ensayábamos con más ahínco, la respiración.

Cogí la fruta troceada y la fui colocando sobre las pantorrillas y los muslos de cosa, alrededor del cuenco de chocolate. Dejé para más tarde el adorno de la chocolatina de menta.

Vertí sobre el cuenco del pecho derecho un poco de arroz templado, rodeando su pezón, cuyo color rosado destacaba así mucho más. En el del otro pecho, coloqué varios langostinos cocidos, fríos, que hicieron erizar levemente la piel de cosa.

Con mucho cuidado, fui colocando pequeños bocados semejantes a sushi por la cintura y el vientre de cosa. Su pubis lo adorné con ligeros montoncitos de crema pastelera.

Sobre las palmas de sus manos coloqué diminutas tacitas con salsa. Sobre sus brazos y antebrazos, dispuse pequeños tenedores y palillos chinos. Y ahora sí, por último, el famoso bomboncito de menta cubierta de chocolate, cuadrado, asomando entre los labios de la vagina. Me pregunté si alguno de esos hombres se animaría a comerlo, y si cosa podría aguantar el efecto de la menta en su sexo sin moverse.

Di un par de pasos hacia atrás y rodeé la camilla para ver si estaba todo dispuesto. Sin adornos ni fanfarrias, todo comestible, como le gustaba al Amo.

Retiré el carrito a un rincón, justo a tiempo. Escuchaba la voz del Amo, su risa, acercándose, entre murmullos de otras voces desconocidas. Me puse en el rincón más cercano al sillón del Amo, esperando su entrada.

Fue el primero en cruzar el umbral. Se hizo a un lado, observando con una sonrisa pícara las caras de sorpresa de sus tres acompañantes al ver la camilla y lo que en ella había.

"Caballeros, sírvanse ustedes mismos" dijo mientras se iba a sentar en su sillón. Yo me acerqué discretamente y me senté a sus pies, en el lado izquierdo, que era el que me correspondía. Los caballeros no sabían muy bien qué hacer, se miraban unos a otros como intranquilos. Pensé, con cierto pesar, que esta vez cosa no acabaría con líneas paralelas pintadas sobre su cuerpo con las puntas de los tenedorcitos o marcas de ligeros mordiscos aquí y allá. Si no se atrevían ni a empezar a comer, difícilmente harían ninguna de las cosas que otros Caballeros no dudarían en disfrutar.

Al cabo de unos segundos de espera, uno de los caballeros se adelantó, tomó unos palillos y fue directo al cuenco del arroz. Empezó a comer, con mayor confianza conforme pasaba el tiempo. Los otros caballeros se aproximaron también y empezaron a degustar la comida. El primero, más audaz que los otros, tomó con sus palillos el pezón de cosa y apretó, provocando que ella abriera un poco más la boca y se le escapara un suspiro. Sonreí pensando que ese hombre tenía posibilidades y giré mi cabeza hacia el Amo, para ver si él se había dado cuenta. Obviamente, lo había hecho. No perdía de vista lo que sucedía en la camilla, a pesar de su aspecto lánguido. Yo sabía que en el momento en que viera algo que no le gustara o que pusiera en peligro a cosa, frenaría todo de inmediato. Nuestra seguridad era su máxima prioridad.

Ese primer caballero dejó de lado la comida para centrarse en los pezones de cosa. Los otros observaban, entre bocados, demasiado cohibidos para hacer otra cosa. Un tenedorcito sustituyó a los palillos en el cuenco de los langostinos. El caballero, juguetón, se hacía el torpe, como si el cubierto se le resbalara sobre el marisco para acabar pinchando en la areola de cosa, quien, por lo que yo estaba viendo, luchaba denodadamente por mantener la respiración tranquila, cosa que cada vez le costaba más.

No había demasiada comida sobre cosa, apenas unos bocados, así que pronto no quedó más que la zona del postre: las frutas, el chocolate y la crema pastelera. El bombón que adornaba la vagina de cosa se había caído a un lado, al deshacerse la esquina que yo había metido dentro. Los dos caballeros más tímidos, se limitaron a comer la fruta, algunos bocados mojados en el chocolate, otros no. Pero el caballero audaz, tal y como yo le denominaba, tras echar una mirada de reojo al Amo, cogió uno de los palillos chinos y lo introdujo dentro de cosa, removiendo el chocolate y la menta que había dentro. El caballero tenía la mirada fija en la boca de cosa, entreabierta. Movía el palillo con suavidad, imagino que sobre el clítoris de cosa, quien cerró los dedos contra las tacitas que sostenía, en un intento de aguantar la postura. El caballero se compadeció finalmente de ella, sacó el palillo de su interior y se metió en la boca el extremo manchado de chocolate  y algo más.

Observé que los tres hombres estaban excitados, los bultos de sus entrepiernas no dejaban lugar a dudas. También me di cuenta de que ninguno de ellos había tomado la crema del pubis de cosa. Quizás porque no les gustaba, quizás por temor, quizás por timidez... quién sabe.

El Amo me dio un empujoncito con el pie. Inmediatamente me levanté y me acerqué a la camilla. Los caballeros se apartaron, como si me tuvieran miedo. Me acerqué a la cabecera, me incliné sobre la cara de cosa y lamí sus labios entreabiertos. Los mordisqueé con suavidad, lentamente. Y finalmente, accioné un pequeño resorte que había bajo la camilla y que hizo que esa parte bajara un poco, quedando la cabeza de cosa un poco echada hacia atrás.

Retiré los cuencos, las tacitas y los cubiertos, dejándolos sobre el carrito. Volví a acercarme. Di largos lametones a su pecho izquierdo, recogiendo algún grano de arroz que había quedado pegado a su piel. Una vez limpio, atrapé su pezón con mis dientes y moví la cabeza hacia los lados al tiempo que lo estiraba. cosa gimió. Di la vuelta hacia el otro pecho, que también lamí, sintiendo el sabor salado del marisco en él. Después saqué la lengua, para que todo fuera lo más visible posible y, aleteando, acaricié el pezón de cosa con la punta.

"Pueden ustedes ponerse cómodos" escuché que decía el Amo. A continuación, el sonido de una cremallera al abrirse "el caballero audaz, seguro", pensé. Me centré en mi labor, que no era otra que "limpiar" a cosa. Mi boca recorrió todos los lugares en los que se había depositado comida. Recogí los pequeños montículos de crema pastelera y mordisqueé la piel de esa zona.

Me aparté y mi mano se metió bajo la camilla otra vez. El tercio inferior se plegó hacia abajo y de unos enganches saqué dos estribos, que coloqué en su sitio, convirtiendo la mesa "de comer" en una especie de mesa de ginecólogo. Coloqué las piernas de cosa sobre los estribos y así quedó abierta y expuesta.

Tal como habíamos preparado todo, tanto su sexo como su ano quedaban dispuestos. Me situé entre sus piernas para acabar de limpiar su cuerpo. Con mis manos separé los labios de su vagina y dejé expuesto su coño. Noté que los caballeros se acercaban para poder ver mejor. Saqué la lengua y comencé a pasarla, recogiendo los restos de chocolate y menta. No pegué mi cara a su coño, como haría habitualmente, ya que mi tarea era excitar tanto a los caballeros que veían como poner a cien a cosa (lo cual he de admitir que no era una tarea complicada). Así que usaba solamente la punta de la lengua, de forma que rozaba el clítoris y no llegaba nunca a penetrar a cosa, quien ya empezaba a mover las caderas, buscando más contacto. Como te dije antes, cosa era un volcán disfrazado de angelito. Y estar cegada aumentaba su placer, sin saber quienes la estaban disfrutando.

Cuando acabé, vi que todos los caballeros salvo uno, se habían bajado los pantalones y calzoncillos y estaban masturbándose. Así que me acerqué al caballero tímido, pasé la palma de mi mano sobre su entrepierna y bajé la cremallera del pantalón, animándole en silencio a no quedarse atrás.

Volví junto al Amo, a mi sitio, recibiendo una caricia en mi cabeza. Me giré para verle, me dedicó una sonrisa de satisfacción y volvió a dirigir su atención hacia cosa.

El caballero audaz se acercó a la cabeza medio colgante de cosa. Miró hacia el Amo, como pidiendo permiso, y el Amo hizo un gesto de asentimiento. El caballero audaz acercó su glande a la boca de cosa, quien sacó la lengua, buscando con ansia. Pero el caballero audaz era juguetón y la esquivaba. Su dominio era de admirar, pues estaba clara y notablemente excitado, pero no buscaba el desahogo rápido. Pensé de nuevo que el caballero audaz podría ser un Caballero con todas las letras.

Abandonó la cabecera de la camilla para colocarse entre las piernas de cosa. Curiosamente, su lugar en la cabecera fue sustituído por el caballero tímido, quien, sin pensarlo, introdujo su polla en la boca de cosa, que empezó a chupar con fruición. El caballero audaz, con una sonrisa, pasaba su glande por el coño de cosa, sin hacer mucha presión. Las caderas de cosa empezaron a levantarse, hambrientas. Los otros dos caballeros miraban, sin dejar de masturbarse, como hipnotizados por la escena que tenían delante. Al cabo de unos segundos, el caballero tímido empezó a moverse dentro de la boca de cosa, tomando la iniciativa y con clara intención de correrse dentro de ella. El caballero audaz no dejaba de acariciar el sexo de cosa, calentándola más y más. Cuando el caballero tímido lanzó un largo y gutural gemido al correrse en la boca de cosa, el caballero audaz le clavó la polla de un golpe. cosa, con la boca ya liberada, se mordía los labios para no gritar de gusto. El caballero audaz empezó a bombear con fuerza, hasta el fondo en cada embate. El Amo sonreía al ver los esfuerzos que hacía cosa para no gritar. Los dos caballeros que se masturbaban, se corrieron casi al mismo tiempo, dejando caer gotas de su corrida sobre los pechos de cosa.

El caballero audaz estaba bañado en sudor, con un rictus de determinación en su cara. Finalmente, cosa arqueó su cuerpo como un resorte y dejó escapar un grito de placer. En ese momento, el caballero audaz, con un último y fuerte empellón, se dejó ir y la llenó con su corrida.

Pasaron unos minutos en los que sólo se escuchaban las pesadas respiraciones intentando volver a la normalidad. Los caballeros se volvieron a colocar la ropa apropiadamente, tres de ellos con aire vergonzoso, culpable, mientras el caballero audaz lo hizo con parsimonia, sin dejar de observar a cosa, sobre la camilla, con su cuerpo moviéndose al ritmo de su respiración aún agitada.

"Espero que les haya gustado el tentempié, caballeros". El Amo, diciendo estas palabras, se puso en pie y se dirigió hacia la puerta, hacia la que se dirigieron los invitados. El Amo retuvo al caballero audaz, despidiendo  a los demás.

"Me preguntaba si te gustaría volver en otra ocasión, con más tiempo, para pasar una tarde divertida de juegos y tal vez, cenar" le dijo el Amo

"Sin duda" contestó el caballero audaz

"Entonces, estaremos en contacto" sonrió el Amo

"Es un placer hacer negocios con usted. Creo que jamás he dicho esa frase tan sinceramente" se despidió el caballero audaz

El Amo salió acompañándolo. cosa y yo nos quedamos esperando su vuelta. Me preguntaba si al caballero audaz los juegos le gustarían tanto como "la comida" y supe que, tarde o temprano, lo descubriría. ¿Quieres descubrirlo conmigo?






Sentimientos rapidos

Algo que escribi sin pensarlo solo dejando llevar las manos sobre el teclado, lo escribi hace un tiempo.  Son las 5 de la mañana mis ojos se abren con una cosa en la cabeza, pasar la mañana del sábado en valencia de forma tranquila solo para mi, imagino que para pasar ese sábado escoger alguna braguita roja y combinarla con unas medias de rejilla rojas, algo sencillo y económico comprado en los chinos.  Recuerdo la ultima vez que salí con medias a la calle y sentí la rejilla clavándose en mis muslos, como andaba buscando sentir ese roce.  Tengo la suerte de volverme a dormir un par de horitas mas y despierto con otro sentimiento muy diferente al anterior, un sentimiento de vergüenza por pensar en hacer algo así. Me siento culpable por pensarlo pero no puedo dejar de querer hacerlo. Mientras desayuno me meto en paginas buscando esas medias, esa ropa pero sin dejar de sentirme culpable por querer hacerlo, veo imágenes de mujeres hermosas con esa ropa puesta, por momentos me imagino siendo una de ellas pero se que si me atreviese jamas podría serlo, al fin y al cabo soy hombre. Esa ropa en mi quedaría fatal y no dejaría de ser un tío vestido con lencería de tía que desde luego ni siquiera tengo un buen físico como hombre, eso en mi quedaría como el típico travestí que no es otra cosa que un tío queriendo ser lo que nunca sera.  Son las 11 de la mañana mientras escribo esto, parte de la mañana la he pasado observando de nuevo, no me decido me da miedo. ¿A que ? Buena pregunta y aseguro que me encantaría poder contestármela a mi mismo o misma. ¿Quiero saber si hay un lado femenino ? Si, esa respuesta esta clara. ¿Me da miedo descubrirlo ?  Si mucho miedo descubrir y saber que existe. Pienso por un lado que seria lo mejor saber que esta o no esta para poder dirigir un poco la vida. ¿Y si estuviese ? No lo se que haria entonces, se que lo fácil y en mi situación seria tan sencillo como descubrirla, sacarla y disfrutar en lo que la feminidad permita, pero no consigo quitarme el sentimiento de culpa.  Si se que lo que voy a decir ahora es un tópico pero si que pienso que son ideas preconcebidas que te introduce la sociedad y en mi caso creo que no podría culpar a mis padres, eso no seria justo y eso me hace de nuevo sentirme culpable.
Firmado:  Vickycross

miércoles, 12 de abril de 2023

¿Por qué?

La puerta está entornada cuando llego. Entro y la cierro a mi espalda. Él hace un gesto hacia la habitación donde hemos pasado tantas y tantas horas disfrutando juntos. En silencio me dirijo hacia ella. Al abrir veo, sorprendida, que está todo recogido, casi vacío. Sólo está la alfombra, su sillón y frente a él, en el suelo, un cojín. Otra sorpresa. Normalmente me siento o arrodillo en la alfombra o directamente en el suelo, según sus preferencias. Siguiendo nuestro ritual, me desnudo y coloco mi ropa doblada en una esquina apartada, quedando vestida solamente con mi collar.

Poco después entra él. Hace un gesto hacia el cojín, sobre el que me arrodillo, con la cabeza gacha, esperando. Escucho cómo se sienta en el sillón. Espero.El silencio y la espera se alargan y mi mente empieza a divagar.

Recuerdo las primeras semanas, mis tontas equivocaciones, mi torpeza que él corregía con una sonrisa y mucha paciencia. Fue un período de ajuste, de encajar por completo uno con otro y de aprendernos. De aumentar la intimidad, la confianza. Iba todo bien, de la mano, juntos, avanzando, descubriendo cosas nuevas, sensaciones y fantasías a realizar. Y entonces...

Entonces, ¿qué?. Sinceramente, no lo sé. Todo iba bien, todo era tal como siempre había deseado y soñado. Estaba viviendo una vida plena, completa. Pero algo en mi interior, no sé el qué, despertó y empecé a cometer errores a propósito. Pequeñas cosas, al principio, que él me corregía una y otra vez. Pero fui a más. Mi comportamiento empezó a ser inadecuado, era desobediente, maleducada, incluso desagradable. Y mientras lo era, mientras hacía y decía esas cosas que no quería hacer ni decir realmente, cosas que no eran normales en mí, pensaba "Para, no sigas, no digas eso, no lo hagas, ¿estás loca? ¿por qué?" Pero no paraba. Era como si en mi interior habitaran dos personas muy diferentes, una de ellas quería cuidar y mantener la relación y la otra, sabotearla, romperla, ensuciarla. Solo que esas dos personas eran una: yo.

Echo una rápida mirada de soslayo. Él está sentado en el sillón, con las piernas estiradas, los brazos cruzados, mirándome, muy serio. No como me miraba al principio, como intentando penetrar en mi mente, meterse bajo mi piel, no. Me miraba con decepción, con tristeza, con cansancio. Sé que está muy enfadado, sé que tiene todos los motivos del mundo para estarlo. Sé que no me entiende, pero es normal, porque ni yo misma me entiendo. No he podido darle una respuesta cuando, la semana pasada, nos sentamos a hablar sobre la situación, sobre mi cambio. Me sentía, me siento, ahogada por la incomprensión de mi propio comportamiento. Estropeando todo. Sin más. Porque sí.

Siento una opresión en el pecho, como si en cualquier momento me fuera a echar a llorar. Pero no lo hago. Otra dicotomía más, otra sensación ambivalente, otro romperme en dos. Me doy cuenta de que estoy balanceándome sutilmente adelante y atrás e inmediatamente me quedo quieta.

Él se levanta. Se dirige al rincón donde he dejado mi ropa. Cuando pasa de vuelta a mi lado, siento su olor inconfundible y aspiro con fuerza, consciente de que tal vez sea la última vez. Por mi culpa. Sale de la habitación, escucho sus pasos y una puerta que se abre. Vuelve.

Se queda unos segundos de pie ante mí. Supongo que mirándome, no lo sé, no soy capaz de levantar la mirada y comprobarlo. Se inclina y las yemas de sus dedos rozan la piel de mi cuello mientras me quita el collar que lo ciñe. Un escalofrío recorre mi espalda y eriza mi piel cuando lo separa de mí.

Es entonces cuando me habla por primera vez. "Vete".

Me pongo en pie, con las rodillas temblorosas, más por mi debilidad que por la postura en que he estado. Bajo más la cabeza, no porque sienta vergüenza sino porque ahora sí siento esas lágrimas acudir a mis ojos y no quiero que él las vea. Quiero ahorrarle al menos eso. O quizás ahorrármelo a mí. Lo he hecho. He estropeado la mejor relación que he tenido en mi vida.

Salgo al descansillo, donde veo mi ropa en el suelo. Él cierra la puerta antes de que empiece a vestirme. Desnuda entré en su casa, aquella vez, hace tiempo. Y desnuda la abandono, ahora.

Y sigo preguntándome "¿por qué?".

martes, 4 de abril de 2023

Un sueño.....


Me despierto con un ruido seco. Me duele la cabeza, intento abrir los ojos y no puedo, llevo algo y no puedo abrirlo, quiero gritar cuando me doy cuenta que llevo una mordaza, ¿dónde estoy?. Estoy tumbada, intento moverme y no puedo, estoy atada de manos y pies. Intento escuchar, oigo el abrir y cerrar de los cajones, deduzco que estoy en mi habitación. Sigo oyendo ruidos, pisadas, intento averiguar cuantos son, creo que es solo uno, muevo mi cabeza intentando seguir el ruido.

- Veo que ya te has despertado, mejor, se nos hace tarde

¿Tarde?, ¿tarde, para que?, ¿qué hora es?, ¿cuánto llevo así?. Noto que ya no estoy mojada, intento averiguar que llevo puesto, llevo una blusa, noto como faltan para abrocharme un par de botones, no llevo sujetador, llevo una minifalda y un tanguita. ¿Qué ha pasado con mi pantalón vaquero, mi camisa color oro, mi, chaqueta, mi ropa interior?, dios, me ha desnudado, me ha secado y me ha vestido. Un escalofrío recorre mi cuerpo, no puede ser, noto como mis pezones se ponen duros, noto como mi coño empieza a humedecerse, noto el tanga metido dentro, no, no, me estoy excitando simplemente porque un extraño me ha desnudado y me ha visto desnuda……
Oigo la puerta de la habitación, noto como se acerca alguien, noto su respiración, como se sienta en la cama, oigo su risa, noto como su mano se pone en mi pecho, como empieza a tocarlo, me muevo, no quiero que note mi excitación.

- ¿Si te quito la mordaza, prometes estarte quieta y no decir nada?, esto lo podemos hacer de dos maneras, o placentero para mi, o desagradable para ti.
Ahora ha metido la mano dentro de la blusa, esta tirando de mi pezón. Con la cabeza le digo que sí, quiero que me quite la mordaza, quiero poder respirar.

- Muy bien, voy a quitártela, espero que te estés quietecita, por cierto, veo que tienes frío, jajajajajaja, ¿no te basta tener la temperatura a 25 grados?, ¿quieres que la suba?, jajajajaja

Me quita la mordaza, lo primero que hago es respirar, inspiro fuertemente y expiro, voy a chillar, quiero que me oigan los vecinos, al igual pueden llamar a la policía. De repente noto algo sobre mi cuello, una punta, es un cuchillo, como abra la boca me mata…… Noto como el cuchillo baja por mi cuello, se dirige hacia la blusa, llega al primer boton y hace que salte…. Luego otro, cuando me doy cuenta me ha arrancado todos los botones, me noto excitada, ¿qué me pasa?, no puede ser, estoy cachonda, noto como se esta humedeciendo mi coño, no, no puede ser. Noto el frio cuchillo sobre mi pecho, como juega con mi pezón, mientras mi excitación no para de ir en aumento, no lo veo, pero puedo notar como me mira, noto su respiración en mi pezón, siiiiiii, cojelo, chupamelo, muerdelo, no, para, no puedo pensar eso, ¿estoy loca o que?. Noto su lengua como esta a punto de tocar mi pezón, intento levantarme, quiero ponerselo en su boca, se rie, el muy cabrón se esta riendo. No voy a darle el gusto de suplicarle, eso no. Noto su mano sobre mi muslo, como va subiendo, como suba va a notarlo…., su mano se para sobre el tanguita, empieza a jugar con mi clítoris, se me escapa un suspiro, estoy muy cachonda en poco tiempo voy a correrme, si, que siga asi, ahhhhh, ummmm, me esta mordiendo el pezón, esta apartando el tanga, siiii, era hora, voy a correrme ¿qué hago, se lo digo?, lo va a notar

- Creo que voy a correrme, por favor no pares
- Tranquila, no parare

Ahhhhhh, esta aumentando el ritmo, me mete un par de dedos y luego va otra vez a mi clítoris, siiiii, me encanta eso, me encanta que me muerda los pezones, siiiii, me corrooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo noto como se me tensa el cuerpo, el lo nota, noto como mis jugos empapan sus dedos, siiiiiiiiiiii. Me esta dando sus dedos para limpiarlos, los cojo, los chupo, los devoro, me encantaria que fuera su polla pero no puede ser, ¿me esta violando?. Se levanta, ¿dónde ira?, ¿se ira ya?, hace mucho que no estaba tan caliente, pero necesito mas, me ha sabido a poco. Noto como me levanta la minifalda, ummmmmm, siii, no esperaba eso, me esta comiendo el coño, esta pasando la lengua por mi clítoris, me la esta metiendo en el coño, me ha metido la lengua en el coño, la saca, llega hasta el clítoris y luego hasta el culo, no puedo mas que retorcerme, me estoy haciendo daño en las muñecas, en los tobillos, estoy a punto de correrme solo con su lengua, no utiliza nada mas, solo su lengua, esta vez se lo hare saber, quiero que lo sepa

 - Voy a correrme, si, sigue, comemelo, chupamelo, muerdelo, me corro, me corro otra vez, no pares, siiiiiiiiiiiiiiiiiiii.

Justo en ese momento suena el telefono, es mi movil, es la melodía de mi chico, ¿qué hara ahora él?........
 
Se levanta de la cama, espero que no conteste, yo quiero que me folle, que me penetre, quiero sentirlo dentro, oigo como busca en mi bolso, mientras sigue sonando la melodía, porfavor que no conteste….. La melodía se para, noto como regresa a mi lado, como se sienta en la cama, noto su respiración en mi cara, me estoy excitando otra vez….
-    Si eres buena te voy a desatar, veo que sigues caliente asi que ya empieza a ser hora de que yo tambien disfrute un poco….
Noto como me desata los pies, luego una mano, luego la otra, me duelen, no me atrevo a moverme…
-  Muy bien puta, ponte a 4 patas y girate
Esas palabras hacen que desee otra vez que me folle ya, no puedo esperar mas, a que esta esperando???, yo solo cumplo sus ordenes, me pongo como el me ha ordenado, quiero que empiece ya…. Una vez que estoy como me ha mandado, noto como me ata los pies otra vez, intento decir algo pero no me atrevo.
-         voy a llamar a tu chico, habla todo lo que quieras con el, pero como se te atreva decir algo que no debes……
Acto seguido noto el frio acero como pasa por mi cuello, como se desliza por mi espalda, como corta la minifalda y se coloca a la entrada de mi coño que sigue chorreando
-         exacto putita, como digas lo que no debes, la hoja de mi navaja sera lo ultimo que te folles
Noto como marca el numero de telefono, lo pone en manos libres y lo deja debajo de mi cabeza…
-         Buenas noches cariño, que ha pasado antes que no lo has cogido?, ya no quieres hablar conmigo??
-         Hola mi amor, estaba en el aseo, que tal todo???
Noto como empieza a contarme cosas de la ciudad, del equipo, pero mi cabeza esta atrás, en ese alguien que  juega con el filo la navaja y mi tanga, en ese alguien que me mete el mango de la navaja en mi chorreante coño, quiero que me folle, asi que decido dar el paso.
-         Cariño, estoy muy cachonda y tu ahora tendras que cortar porque te llamara el entrenador, follame, estoy a 4 patas y quiero que me folles
-         Pues si, tiene que ser ahora, porque dentro de nada nos llama el mister, dime que quieres que te haga
-         Como te he dicho parezco una perra, quiero que me folles, ponte detrás de mi y follame.
Estoy hablando con mi chico por telefono, pero eso va dedicado a mi violador, espero que se de cuenta, si, se ha dado cuenta, se esta poniendo detrás de mi, esta pasando su polla por mi clítoris, me la mete de golpe, sin avisar, un golpe seco
-         Siiiiiiiiiiiiiiii follame fuerte, siiiiiiiiiiii, sigue sigue, ahhhhh me gusta
-         A mi tambien, me encanta oirte, estoy a punto de correrme, sigue hablandome no te pares ahora
Noto como para, pero que coño hace, yo mientras sigo gimiendo a mi chico por telefono, noto como juega con mi culito, como escupe en el, bajo mi mano hasta mi clítoris, y sigo masturbandome yo sola, el que se dedique a lo suyo. Nunca me lo han hecho por el culo y no sera por la falta de ganas que tengo, pero asi es mi chico. Oigo como me dice que se esta corriendo, que lo estan llamando y se despide de mi con un beso al igual que yo me despido de el diciendole que me estoy corriendo. Noto como su polla empieza a ejercer presion en mi culito, tira de mi pelo, me dice que me relaje, pero no puedo. Noto como se aleja de mi, estoy exhausta, cansada, mis brazos flaquean, ahora todavía estoy mas en pompa, noto como me mete algo frio en el coño, es un huevo y lo pone a toda potencia, mientras, me coge por las caderas y me la mete hasta el fondo en mi culo. El grito es desgarrador, el dolor es inhumano, me esta partiendo en dos, son los peores momentos de mi vida, pero….. todo ese dolor que estaba sintiendo hace unos segundos se esta convirtiendo en placer, un placer indescriptible mientras me corro otra vez con el huevo, noto como tira de mi pelo mientras grita que se esta corriendo. Por fin noto su corrida en mi culo, lo esta inundando con su leche, mientras no puedo parar de masturbarme el clítoris, creo que voy a desfallecer. Noto como la saca de mi dolorido culo, como utiliza el tanga para limpiarse, como va a quitar el huevo, cuando lo saca hace que me corra otra vez, ya no puedo mas, siento como se me nubla la vista, creo que me estoy desmayando………
 
Abro los ojos, me duele todo el cuerpo, sobretodo el culo, no se si lo he soñado o no, no se que hora es, la habitación esta a oscuras, noto a alguien a mi lado, le abrazo, ya se quien es, su olor, su tacto, su pelo, ya se quien es, no puedo dejar de soltar una sonrisa, me abrazo a el con todas mis fuerzas y le susurro….
Relato de Orestes74

sábado, 1 de abril de 2023

La última vez

Trato de dejar a un lado el pensamiento de que es la última vez, pero es en vano. Te sorprende mi intensidad, las ganas con las que  mis labios atrapan los tuyos, con la que mi lengua entra en tu boca, saboreándote, con los ojos cerrados, intentando grabar cada sensación. Sonríes al notar la pasión con la que te empujo cada vez más dentro de mí, mis caderas alzadas contra tu pelvis, más dentro que nunca, más fuerte que nunca. Me miras, jadeante, satisfecho, vacío.

Mi mirada elude la tuya, temerosa de que leas en ella con la misma facilidad de siempre, de que veas el final en mis ojos, en mi gesto. Aprieto los muslos, pegajosos, mi sexo latiendo aún, pero ya hambriento de ti, vacío.

La última vez que tus dedos recorren mis brazos, erizando mi piel. Me muerdo los labios, rogando por dentro que no lo digas, que no lo hagas, que no quiero esa última vez. Pero lo haces...

Susurras: "te quiero". y entre tanta tristeza siento el alivio de que me has mentido por última vez.