Como cada noche rocío la goma con su perfume y la acerco levemente a mi nariz para sentirla cerca aunque todo mi ser esta ya empapado por su esencia; deslizo mi lengua con sumo cuidado por el interior de la goma, mimando los contornos, saboreando su aroma con mis labios haciendo presente la adoración de su sexo.
¡Déjeme ir! Por favor Señora, se lo suplico… ¡Déjeme ir!
Déjeme que abandone su recuerdo, su pasado, mi presente… ¡Déjeme ir!
El vacío se apodera de mí, mis lágrimas rotas inundan los zapatos que un día me regaló y entonces su imagen…, su imagen vuelve a mí, se refleja en el espejo y yo no puedo sino postrarme, arrodillarme, bajar mi cabeza hacia su pies, poner su goma azul en mi pelo esperando, deseando que Usted la tome y la vuelva a poner en el lugar que nunca debió abandonar: mi muñeca izquierda; pero sé que sólo es un deseo, así que vuelvo a mí, me descalzo, seco mis lágrimas, guardo su goma azul en una pequeña bolsa de cuero negro y la pongo debajo de mi almohada…
Cómo cada noche dormirá conmigo…
Precioso. Una sensación agridulce perfectamente plasmada. Gracias.
ResponderEliminarMil gracias a ti por hacer presente tus sentimientos. Un placer y toda una sorpresa.
Eliminar