sábado, 18 de marzo de 2023

Sintiendo

Sentado al lado de la ventana abierta, en penumbra, mirando sin ver hacia la ciudad iluminada, bulliciosa y festiva, pienso en ti.

No es la primera vez y supongo que tampoco será la última. Pero ya no es como antes, hace unos meses, en los que mis pensamientos estaban teñidos de una mezcla de tristeza, ira, hastío, derrota.... Ese tiempo en que me dedicaba a pensar en lo que habíamos compartido durante años, preguntándome si esos momentos tan intensos habían sido también mentira, un escalón más que subir hacia tu meta. Y me dolía. No me importa reconocerlo.

Pero ya no. Junto con tu collar, te quitaste la careta, ante mí y ante muchas otras personas. Tu entrega, tu sumisión, tu humildad se han esfumado como la niebla arrastrada por el viento.

Aún ahora, después de los meses que han pasado, intentas recluirme, aislarme, cerrarme puertas y alejar a la gente de mí. El poder que crees haber adquirido lo utilizas para... ¿para qué?  ¿para sentirte más importante? ¿para hacerme sentir menos? Pobre criatura.

Yo estoy aquí, solo, pensando. Pero no me siento solo, porque sé que con extender la mano, encontraré otras manos amigas que me la aferren, bien para sostenerme, bien para que las sostenga. Sé que en este pequeño rincón que quieres convertir en mi cárcel, tengo sinceridad, compañía, comprensión y confianza.

Tú tienes la apariencia. Tienes un gran salón, sí, pero está lleno de estatuas silenciosas, quietas. Y de espejos, de distintos tamaños y marcos, que sólo son reflejos de tu imagen, que sólo son ecos de tus palabras. Caminas por las estancias, de un lado a otro, creyendo en esos reflejos igual que yo creía en ti. Estatuas sin vida y ecos. Ya ni siquiera tienes el perro pastor que con tanto placer enviabas en busca de alguna oveja descarriada.

Todo en la vida tiene un precio. Yo pagué, y en cierto modo sigo pagando, el tiempo pasado contigo, el haberte dado mi confianza, el haber creído el espejismo de tu entrega. Pero no estoy solo. No estoy acabado.

Antes me irritaba pensar en ti. Ahora casi siento pena. No pena por lo que perdí, que ahora sé que era una mentira. Pena por lo vacíos que están tus salones tan llenos. Por creer que es cierta la mentira en que estás viviendo. Por ser la sumisa reina sin sentimiento.

Me levanto y cierro la ventana, acallando el rumor de la calle. Y antes de ir con mi gente intento recordarte, con tus rizos cobrizos ocultando tu mirada pícara y esa sonrisa tan dulce que creía mía y que eran mentira. Y pienso, por última vez... "pobrecilla".




1 comentario:

  1. Historias antiguas, Historias de hoy.

    Historias que hieren y te hacen sufrir.

    Historias que dejan hondas cicatrices
    Que son muy profundas en tu corazón.

    Historias que cuentan todo tu pasado.

    Historias que un día quisiste olvidar.

    Historias antiguas que te duelen tanto
    Que es casi imposible dejarlas atrás.

    Historias de sueños, de ilusiones rotas
    Que un día pensaste que serían verdad.

    Historias tan tristes, tan desesperadas
    Que tanto te cuesta poder olvidar.

    Historias que piensas son irrepetibles.

    Historias que crees no olvidarás,
    Podrán ser historias de risas alegres
    El día que tú las quieras cambiar.

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