martes, 13 de agosto de 2019

Trombocid



Acércate. Hoy es un día especial. Los dos lo sabemos. Y también sabemos que yo soy dura, que soy severa y que a ti te encanta que lo sea. Por eso te pones a cuatro patas, ante mí, en cuanto chasqueo los dedos. Por eso tu voluntad flaquea cuando te llamo perro o siervo. Porque tengo lo que tú deseas.

Y como hoy es un día especial, vas a tener un trato especial. No habrá fustas, ni palas, ni varas. No habrá plugs. Sólo tú, yo y un tubo de trombocid.

Así que ven. Desnudo, como me gusta. Ponte sobre mis rodillas, como te gusta. Mis manos tienen algo para ti.

Deslizo mi dedo índice a lo largo de tu columna vertebral, resiguiendo las crestas y valles que marcan tus vértebras. Apoyo las palmas de mis manos en tu espalda, dejándolas quietas, sintiendo el movimiento de tu respiración. Sé que estás esperando. Sé lo que quieres. Pero será cuando yo lo decida.

Levanto una mano y la llevo hasta tu cabeza, acariciándola. Aún no estás impaciente. No importa. Sólo importa que estoy haciendo lo que quiero hacer, a mi ritmo.

Mientras mi mano aún recorre tu cabeza, la otra cae con fuerza en tu nalga derecha. Con tanta fuerza que siento un intenso picor en la palma. Tú respingas. Miro hacia abajo y veo aparecer la mancha roja en tu piel. Me gusta. Ya sabes lo que va a pasar ahora, ¿verdad? Sonrío y dejo caer con la misma fuerza la mano en la nalga izquierda. Este ya no te pilla por sorpresa, sabes cuál es mi manía. Junto con la dureza y la severidad, me gusta la simetría.

Tu cuerpo responde tan perfectamente a mis azotes, que siempre he de contenerme para no dejarme llevar por temor a hacerte daño. Pero hoy es un día especial. Y no me frenaré. Siento que mi corazón se acelera, siento las ganas de seguir golpeando tus nalgas, el deseo de verlas completamente rojas, más que nunca. Y me dejo llevar. Una y otra vez mi mano se alza y cae con toda la fuerza, ignorando el dolor que causo y que me causa. Miro fijamente tus nalgas, buscando la zona donde golpear la siguiente vez. Tras una docena de azotes, dejo reposar la mano en la piel ardiente.

Porque mi mano está caliente por los golpes, pero tu piel parece hervir. Escucho tu respiración casi jadeante, hasta ahora nunca te había dado con tanta fuerza, con tanta pasión ni intensidad.

Te acaricio de nuevo la espalda. Y esas deliciosas nalgas sonrojadas. Me inclino y las beso con delicadeza, dando un lametón en cada una. Despiertas mi deseo, mis ganas de más. Así que vuelvo a erguirme y otra vez azoto tus nalgas, que en ese momento siento como mías. Con concentración, sistemáticamente, uno tras otro caen los golpes sobre ellas, alternando una y otra, cambiando el ritmo de golpeo, pero sin aminorar un ápice la fuerza.

Ahora están rojas, parecen inflamadas. Vuelvo a inclinarme sobre ellas, vuelvo a besarlas, sintiéndolas muy muy calientes. Mi lengua las toca de nuevo. Y las muerde. No te lo esperas, así que vuelves a moverte sin darte cuenta y un sonido sofocado sale de tu boca. Después de los mordiscos fuertes, recorro el borde de ambas nalgas, mordisqueando la hendidura entre ellas.

Alargo el brazo y tomo el tubo de trombocid. Vierto una pequeña cantidad en las palmas de las manos y masajeo suavemente, viendo cómo el calor que emana de tu piel hace que la crema parezca licuarse. Suave, lentamente, extiendo la crema, con mimo.

Vuelvo a tomar el tubo de trombocid, un poco más en cada mano. Pongo una de ellas entre tus piernas y la otra la acerco a tu ano. Y te pregunto si estás preparado para tu regalo.

La masajista


Un día de mis vacaciones aproveche el bono que venia incluido en este hotel para un masaje. Pregunte donde era la zona donde daban los masajes, y hacia allí me dirigí.
Llamo a la puerta y abre una mujer de unos 50 años, bastante alta y gorda, yo creo que mediría 1.75 y pesaría mas de 110 kilos. Buenas me dice, y que pase. Entro en la habitación que era pequeña y solo tenia una mesa de masajes un pequeño biombo. Ella me dice que me desnude detrás del biombo y me coloque una toalla a la cintura. Hecho esto, me dice que me tumbe sobre la camilla. Yo me tumbo y ella me retira la toalla de la cintura, así que estoy completamente desnudo boca bajo. Entonces coge un bote de aceite y lo empieza a extender sobre mi espalda, procediendo con sus manos a darme el masaje. Yo muy relajado porque la mujer lo estaba haciendo de maravilla, casi que me estaba quedando dormido. Sus manos se movían con total precisión desde mi cuello hasta el trasero a las mil maravillas. Después de unos 10 minutos mas o menos, sus manos se deslizaban por mis nalgas, cosa que me gustaba bastante. Continua el masaje y noto como sus dedos se deslizan entre la raya de mi trasero, cosa que me inquieta un poquito. El tema continua y ella sigue con sus dedos entre mis nalgas, hasta que de repente sus manos se paran y noto como las yemas de sus dedos se quedan paradas en mi ano. Ella lanza un suspiro y sigue inmóvil presionando con las yemas de sus dedos mi ano. Unos segundos después vuelve a coger el bote de aceite y lo rocía sobre mis nalgas. Yo empiezo a sentirme un poco mas nervioso, puesto que desconozco la reacción que va tomar esta señora. Una vez ha extendido acetite sobre mis nalgas, continua el masaje como lo había dejado. Solo que esta vez solo se dedica a dar el masaje en el interior de mis nalgas con sus dedos. Con las yemas de sus dedos cada vez hace mas presión sobre el contorno de mi ano, con lo que no se si estará a punto de querer meterme un dedo en el culo. Ella sigue dando el masaje en el contorno de mi ano sin llegar a introducir sus dedos.
Ahora ella se dirige a la puerta y cierra el pestillo, diciéndome: tranquilo, que así nadie nos molestara. Vuelve a poner mas aceite entre mis nalgas y a continuar con la yema de sus dedos presionando mi ano. Como creo que se que va ocurrir ahora apretó todo lo que puedo mi ano, pero sin ninguna fortuna ya que empiezo a sentir como sus dedos se introducen en mi ano. Ella me dice: como va el masaje? cosa que le contesto que de maravilla señora. Ella me dice que este relajado que esto acaba de empezar, continuando metiendo sus dedos en mi culo. Creo que debe de tener los 4 dedos dentro de mi ano por la presión que empiezo a sentir en el culo. Yo sigo un poco nervioso mientras ella mantiene la presión sobre mi ano, hasta que grito aaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhh, de la presión intensa que noto en mi ano y ella hace un pequeño gemido. Ahora es cuando me doy cuenta que ha introducido por completo su puño dentro de mi culo y casi no puedo ni hablar. Ella continua con su puño dentro de mi ano, mientras con su otra mano acaricia mi espalda. Yo empiezo a sentir un placer increíble entre sus caricias por la espalda y el movimiento de su mano en el interior de mi ano. Parece que estoy en el cielo con los angelitos, cuando la mano que acaricia mi espalda empieza a acariciar mi ano dilatado por su muñeca. Entonces vuelvo a sentir presión en el borde de mi ano por los dedos de su otra mano, y ella lanzando pequeños gemidos. Empiezo a estar mas tenso imaginando que no es posible lo que esta mujer intenta hacer, cuando de repente siento que me "han roto el culo" y grito de nuevo. El dolor es intenso durante unos segundos y empieza a calmarse en cuanto noto como gira suavemente sus manos dentro de mi culo. Ella me pregunta que como va el masaje y le respondo que ahora bien. Ella sigue girando sus dos manos a la vez dentro de mi culo, cuando empiezo a sentir un placer nunca antes sentido y unas sensaciones inminentes de tener un orgasmo. Con lo que ahora soy yo el que empieza a gemir progresivamente, mientras el giro de sus manos aumenta. Noto que estoy teniendo un orgasmo y nadie esta acariciando mi pene, es una sensación fantástica y esto continua... Sigo eyaculando y no se el tiempo que ha pasado, pero mas de dos minutos, esto empieza a ser de ciencia a ficción, llevo lo menos cinco minutos eyaculando o esa sensación tengo, con las dos manos de esta mujer girando en el interior de mi ano.
La mujer por fin saca sus manos de mi ano, con lo que lanzo un largo suspiro. Ella me dice que esto ya ha terminado y que me puedo vestir.
Pase todo el resto del día como si estuviese volando sobre una nube, en un estado de relajación y placer que jamas había experimentado. La pena de todo esto es que este fue mi ultimo día en el hotel y el final de mis vacaciones.
Espero que el próximo año vuelva estar esa señora de masajista en el hotel para ir a sus masajes todos los días.

viernes, 2 de agosto de 2019

Playa nudista

Llego a esta playa nudista y como todo el mundo pongo mi toalla en la arena, la extiendo y me tumbo sobre ella a tomar el sol. Evidentemente completamente desnudo. Un grupito pequeño de unas 4 o 5 mujeres de unos 50 a 60 años de edad se aposenta cerca de donde yo estoy situado, despliegan sus toallas y se desnudan para tomar el sol. Una vez desnudas se ponen a darse crema mutuamente. Yo noto que el sol me quema y me incorporo para darme crema por la espalda, cosa un poco complicada llegar a todos los sitios. En ese preciso instante una de las mujeres que estaban a mi lado, se da cuenta y se acerca para ayudarme.
Hola, ¿te puedo ayudar con la crema? Yo encantado le digo: que si, gracias. Ella me dice que me tumbe y relaje. Ella empieza a deslizar la crema por toda mi espalda, con la cual me voy relajando y mintiéndome muy cómodo con ese masaje. Ella continúa extendiendo la crema por toda mi espalda hasta llegar a su final. En ese punto acaricia mis nalgas e inserta crema entre mis muslos, mientras yo siento mucho placer. Ella continua pasando sus manos entre mis nalgas y noto como con sus dedos masajea mi ano. Con sus dedos repasa el contorno de mi ano a la vez que yo me empiezo a excitar. Parece que le ha cogido gusto a esa zona para darme crema. Cuando noto como uno de sus dedos se desliza introduciéndose dentro de mi ano, cosa que ella me pregunta si me molesta, cosa que le digo que, para nada, que siga haciendo que lo hace muy bien.
Ella emocionada también con la situación se anima y sintiendo que mi ano no le ofrece ninguna dificultad a la entrada de sus dedos dentro de mi culo, sigue introduciendo más dedos. Yo gozoso de placer no digo ni una sola palabra mientras ella continua metiendo ya sus cinco dedos, mientras sus amigas miran con extrañeza como se pierde su mano en el interior de mi culo. Ella me dice: oye que tengo mi puño dentro de tu culo, ¿te molesta? Yo le respondo que para nada, que siga que lo hace de maravilla. Sus amigas le preguntan si necesita ayuda, y ella me dice: que si me importa que vengan a ayudarla. Yo le digo encantado que vengan, ella la llama. Vienen otras dos amigas y asombradas me dicen si pueden participar dándome cremita, yo encantado que me den cremita así. La mujer que tenia su mano dentro de mi ano les dice a las otras dos que tiene su mano ahí bien a gusto y que no quiere sacarla, ellas también quieren probar y yo les digo que donde cabe una mano puede entrar otra más. Dicho esto una de ellas se anima y le dice a la que tiene su mano dentro que aparte un poco que ella quiere probar lo a gusto que tiene su compañera su mano dentro de mi ano. Yo súper excitado relajo mas si cave mi ano para que esta señora haga lo que esta deseando. Le dice esto es increíble, tienes toda tu mano dentro del ano de este chico, saca de ahí tu mano que quiero meter la mía haber que se siente. Las dos mujeres vieron mi ano abierto y se miraron mutuamente y comentaron que pedazo de agujero mas grande, y si le metemos las dos manos a la vez. Yo oí el comentario y me puse más cachondo todavía, y ellas juntaron sus manos entrelazadas por sus dedos y comenzaron a penetrar mi ano poco a poco iban entrando sus nudillos a través de mi ano ya muy dilatado. Ellas disfrutaban mientras perdían de vista sus manos dentro de mi culo y me decían si me dolía, cosa que yo les conteste que para nada, que era un placer muy grande el masaje que me estaban dando y que me daba mucho gusto tener sus manos dentro de mi culo. Después de media hora así se acerco la otra mujer que era mas mayor que ellas, tendría unos 60 años, y alucinaba con lo que estaba viendo "ala tenéis las dos manos metidas dentro del culo de este chico", no te duele chaval. Yo conteste que estaba encantado con la situación y ella dijo si también podría meter su mano donde la tenían metida sus dos amigas. Yo le dije que si lo intentaba, que vale. Ella se amino y con bastante esfuerzo y dolor en mi ano consiguieron tener sus tres manos a la vez dentro de mi ano.
Esta fantasía puede ser solo producto de mi imaginación o quizás tener algo de hecho real. Yo que soy el creador de este relato, todavía no se que parte es real o ficción de las similitudes con la vida real.
  Autor:
pepe_love_fisting_mi_culo


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