Mientras caminaba hacia la cafetería con mi amiga, recordé la historia que le había contado a mi Amo.
Me visualizaba a los pies de una Domina.
Si algo me excitaba eran las humillaciones. Pensaba en una junto con otro esclavo.
El se bajaba el pantalón, tenía su polla encerrada en una jaula.
Algo que a mí me volvía loca era chupar pollas.
Y verla tan pequeña y encerrada, sin posibilidad de poder darle placer, me encantaba.
Mi puterio no servía en aquellas situaciones.
Era una perra en celo, sedienta de polla y sin poder satisfacerme.
Lamía el hierro, deseosa de que me follara.
De que me pusiera a cuatro patas y comportarnos como perros. Algo animal.
Quería verme allí expuesta, humillada de esa manera, sin poder resistirme.
Seguro que mi lengua le volvería loco y le pondría peor de lo que se le notaba que estaba.
Su polla goteando y apretada.
No podía sacar aquella imagen de mi cabeza mientras caminaba.
Mi Amo me había ordenado ir sin bragas.
La situación me tenía mala.
Entramos en la cafetería y nos sentamos en una esquina.
Mi Amo no tardó en presentarse.
Se dirigió al cuarto de baño.
Disimuladamente le seguí.
Me empujó dentro del de hombres.
Hizo que me desnudara con mi collar en el cuello.
Me senté en el suelo con las piernas abiertas.
Se notaban mis fluidos salir por mi coño.
Un hombre entró y me miró sorprendido.
Acaricie mi coño, de arriba abajo.
Mi Amo no dudó en ofrecerme para que le hiciera una mamada a ese hombre.
Se bajó el pantalón con su polla medio hinchada.
Empecé a chupar desesperada. Necesitaba lamer. Llenar mi boca de leche.
Mi amiga nos pilló, mientras satisfacía con mi lengua, aquella polla. Se quedó mirando.
El hombre giró mi cuerpo y me puso a cuatro patas.
Hundió su polla sin miramientos en mi coño, aunque mi amiga nos estaba mirando de brazos cruzados. Lo hizo violentamente.
Me sentía en celo y necesitaba follar y correrme.
Tiró su leche en el suelo. Se levantó y con su pierna apretó mi cabeza para hacerme lamerlo.
Estaba tan por debajo de ellos. Azotó mi culo.
-Volveremos a vernos.-dijo el hombre.
Le había dejado satisfecho.
Mi amiga dejó que saliera aquel hombre. Se acercó a mí Amo.
-¿Puedo?.-le preguntó.
El asintió.
No creí que supiera lo que estaba pasando.
Propinó un bofetón en mi cara.
-Al suelo.-me dijo molesta.
Instintivamente obedecí.
Me ofreció uno de sus zapatos para que lo lamiera.
Sacó de su bolso una cuerda y ató mis muñecas al techo.
Tomó un flogger y azotó mi culo fuerte.
Dejándolo marcado y rojo.
Azotó mis tetas.
Allí a plena vista de la gente.
Tiró de mí pelo y me hizo mirarla. Su gesto era serio.
Me desató dejándome caer en el suelo.
Mi Amo se acercó y me orinó en la cara.
Ella al verle se apartó sus bragas y me orinó por todo el cuerpo.
Puso su coño en mi boca y empecé a lamerlo.
Mi Amo decidió entonces tomarla y follarla contra la puerta del cuarto de baño.
Delante de mí, haciéndome ver como ambos estaban disfrutando.
Creo que eso le puso cachonda porque le oferto los demás agujeros. Dejó que viera su culo y su boca.
Mi Amo tomó su culo y hundió su polla en él.
De lo bien que se movía mi Amo gemía como loco.
Se corrió allí dentro, ella me miró, como diciendo he follado con tu Amo y me has visto hacerlo.
Volvió hacia mí y abrió sus cachetes.
-Lame mi culo y masturbate.-dijo ella.
Mire a mi Amo y él asintió.
Le comí el culo, probando los fluidos de mi Amo.
En ese momento sabían tan bien, le folle con mi lengua. Dándole placer. Me masturbaba mientras lo hacía.
No podía controlarme.
-Correte.-ordenó mi Amo.
Hice lo que pidió. Estaba muy excitada. En cuestión de segundos me corrí.
Llegó otro hombre y me agarró por las piernas.
Me follo allí en el suelo. Restregando mi pelo por mis fluidos. Haciéndome sentir que solo era un objeto de placer.
©dulcelulu