martes, 15 de noviembre de 2022

Puesta a Tono

Ella se acerca a El lánguidamente, pasando su lengua sobre sus labios, relamiéndose ante lo que va suceder en breve.
El la observa con los ojos medios cerrados, a través de las pestañas, cigarrillo en mano, copa en la otra.
Unas manos deshacen el cinto y atacan la bragueta, donde se esconde la fiera dormida.
La mano toma delicadamente la polla haciendo suaves presiones sobre ellas, bajando la piel del prepucio, dejando la cabeza del glande al alcance de los labios carnosos que le besan suavemente, esos labios descienden a lo largo de la polla repartiendo miles de besos chupones. Hace paradas para humedecer los labios que siguen su ritmo endiablado marcando la polla desde el glande hasta los testículos.
Eso produce un cosquilleo intenso a la polla que vibra bajo la lengua experta, esos labios que la aprietan todo lo largo de su recorrido y que cuando llegan a la punta se retiran con picardía, haciendo que la polla se lance hacia adelante buscando la boca succionadora.
Se pasa la lengua sobre los labios para humedecerlos y toma el glande de nuevo solo con su lengua, enroscándose tragándola suavemente pero sin pausa, notando con se sobresalta dentro de su boca, pero sin piedad continua su absorción, hasta comerla entera, el vello púbico se moja por los labios rojos lleno de polla, un leve movimiento similar a una arcada indica que llego lo más profundo de la garganta.
Ella se frena y mira hacía arriba buscando Su mirada. Marca una pausa con la boca llena de polla.¡¡Cuánto me gusta comerte esta polla, cabron!!, cuando acabe con ella , follame como sabes que me gusta..

.
El esta como en otro mundo, lleno de sensaciones, como ido, en otro nivel.
Ella sonríe y continua su tarea.


La piel de la polla esta húmeda a placer, sus venas bombean con fuerza, su fina piel erizada, unas gotas se evaden; son recogidas por la lengua ávida de jugo, esa lengua que ahora pasea por el glande como si de un helado se tratara,una pasada, hacía arriba, humedecer la lengua y vuelta a pasar la lengua bien abierta todo lo largo del glande, la vuelta a la base la efectúa con suaves besos.


La mano tantea las bolsas masajeando los testículos. La lengua se acerca a esas bolsas milagrosas y las lame con energía en un intento de dejarlas brillantes, un dedo loco y atrevido va donde lo que parece una estrella, ese ano bien plisado, que el dedo juega a alizar con saliva y paciencia. El ano se relaja ante el masaje y se deja alizar y sonríe al dedo atrevido que aprovecha la "sonrisa" para meterse un poco, lo suficiente para logar que la polla se ponga nerviosa y se sacuda un poco.
La boca sigue su movimiento infernal de sube y baja de la polla bajando apretando subiendo suave.
Los labios empujan lento pero firmemente la piel que cubre la cabeza, dejando el frenillo al descubierto, cosa que aprovecha la lengua para "molestarle" un poco.
La polla esta en su punta máximo, estirándose como nunca, pega una sacudida y lanza su leche como si fuera una cascada, salpicando todo el bello rostro que tiene delante y que se relame toda procurando no perder ni gota

lunes, 14 de noviembre de 2022

Relato de Candyman. Titulo : "El Garaje"

Cuando uno no sabe cómo decir algo y la otra persona te dice que no es necesario hablar…, te sientes bien, seguro, confiado y te entregas a sus manos. 

Aquella noche era importante: corte de pelo por la mañana, comida ligera, ducha caliente, abundante perfume por todo mi cuerpo y la ropa que Ella había comprado para la ocasión: traje negro, camisa blanca, zapatos, calcetines y cinturón a juego. Me extraño la camisa blanca pues el "código" y el "protocolo" es importante para Ella, pero no hice preguntas, me vestí sin más complementos y a las 19:25 cogí las llaves, cerré la puerta y llamé al ascensor. 

Tenía que estar a las19:30 y no quería llegar tarde. Estaba nervioso, me miré en el espejo del ascensor, suspiré y una leve sonrisa se apoderó de mi silencio. Las puertas se abrieron, deposite las llaves de casa en mi buzón, excepto la del cajetín que el día anterior se la había dado a Ella. 

Allí estaba yo aguardando su llegada mirando los coches pasar, buscando su mirada; una mirada fuerte, dura…, intentando encontrar esos ojos que me cautivaron la primera vez que entraron dentro de mí… 

El tiempo pasaba muy despacio, hice el gesto de buscar mi reloj, pero Ella había sido clara: "nada de relojes ni de ropa interior; donde te llevaré no te harán ninguna falta". 

Ella jamás llega tarde, no era normal, de hecho, Ella siempre llegaba antes que yo. Así que los nervios se volvieron más insistentes. 

Al rato un coche se detuvo delante del portal. Yo miré y no la vi. Eran dos desconocidas vestidas de cuero negro que no dejaban de mirarme. Yo baje la mirada y busque de nuevo mi reloj, siempre lo miraba cuando estaba nervioso, me daba seguridad, pero no lo tenía; opte por moverme un poco del portal como alejándome… Entonces una de ellas, la copiloto, se bajó del vehículo me abrió la puerta de atrás y me invito a subir. 

  • Sube Javi, te están esperando (dijo con voz serena). 

Yo mire a un lado y a otro buscándola a Ella, pero no estaba. Al escuchar mi nombre me dio confianza y me acerqué; me detuve en la puerta del coche y al bajar la mirada, reparé en unos preciosos zapatos de tacón de aguja, la miré y pagué caro mi atrevimiento: me cogió los huevos de golpe y me dijo: 

  • ¡Entra ya! 

Entre rápidamente. En el asiento había una bolsa negra de terciopelo con cordón, unas esposas y unas tijeras. 

  • Ve hasta el final, que voy a pasar yo también. 

Subió, cerró la puerta y el coche arranco. 

Yo no me atrevía a decir nada, apretaba mi polla con mis muslos, protegiéndome, y aunque aquello me dolió, estaba excitado. 

  • Las manos a la espalda. 

Me esposó, me colocó la bolsa en la cabeza y la cerró en mi cuello por medio del cordón. No veía nada. 

  • ¿Puedes respirar, perro? 
  • Si, Señora 
  • Vaya veo que has prendido educación de golpe. A los perros como tú hay que atarlos en corto; en cuanto ven unos tacones ajenos se les van los ojos y pierden los modales. 

Sentí de nuevo su mano en mis huevos, pero esta vez con mimo, palpando mis genitales. 

  • ¿No estarás excitado verdad? 

Guarde silencio, no quería que lo notara, pero era evidente que lo estaba. Ella se dio cuenta y apretó más la cuerda. Comencé a notar que me costaba respirar. 

  • Señora no respiro bien… 
  • Te he preguntado si estás excitado perro, no me hagas repetir las cosas. 
  • Sí Señora, lo estoy 

No acababa de terminar la frase cuando me dio un golpe en los huevos. 

  • Señora no respiro bien, por favor. 

Note como cogía las tijeras y empezó a jugar con ellas por mis huevos. 

  • Señora, se lo suplico… 

Estiró la bolsa y le hizo un pequeño corte a la altura de mis labios, abrí la boca todo lo que pude para recuperar la respiración y ella me escupió dentro… 

  • ¿Mejor? ¿Ya respiras mejor? 

Volvió a escupirme y la verdad es que me encanto. Me sentía sucio e indefenso a merced de dos desconocidas sin saber muy bien que ocurriría. 

  • ¿Mi Señora no va a venir? 
  • ¿Tu Señora? ¿Quién te ha dicho que es tuya, perro?  

Me abofeteo. 

  • ¿Crees que la mereces? ¿Crees que un mierda como tú puede decir que es suya? 

Volvió a abofetearme está vez con más fuerza. 

  • Su, recuerda lo que dijo Ella: "nada de golpes en la cara". 
  • Isa no te preocupes, si se está divirtiendo, ¿verdad cerdo? Tenemos toda una sorpresa preparada para ti. 

No supe bien que responder y guardé silencio. Noté que el coche se detenía y hacía sonar el claxon. A continuación escuche lo que parecía el ruido de una persiana vieja de garaje. El coche entro y la persiana bajo de golpe. 

Su e Isa bajaron del coche y escuche sus tacones alejarse. Yo me quede inmóvil sin saber muy bien qué hacer ni qué esperar. 

Por fin mi puerta se abrió; noté una mano suave en mis labios cargada de un perfume intenso, dulce y amaderado que reconocí inmediatamente; me sobresalte de alegría. 

  • Señora, por fin, ¿es Usted? 
  • Cachorrillo… 

Lleve mi cabeza hacia su mano acariciándola con mi movimiento, buscando su calor. 

  • Vamos a quitarte esto, no es necesario que lo lleves. 

Me retiro la bolsa y las esposas y mis ojos resplandecieron al verla; con un dedo retiro los restos de la saliva de Su y los introdujo dentro de mi boca sonriendo. 

  • Una noche movida, ¿no te parece? Te sienta muy bien el traje 
  • Sí Señora, gracias. 
  • Préstame atención, ahora pueden pasar dos cosas: la primera es que te lleve de vuelta a tu casa y esto termine aquí; o puedes salir conmigo de la mano del coche para que te entregue a mis amigas y te usen a su antojo. ¿Qué decides? 
  • Y, ¿Usted qué hará Señora? 
  • Yo observaré y disfrutaré viéndolo y si me apetece intervenir, intervendré. Todo irá bien. Estoy aquí contigo. Sé que nunca habíamos hablado de esta situación, pero también sé que el que te "cediera" no era uno de tus límites. Llevamos ya un año juntos y creo que ha llegado el momento de avanzar. 
  • Sí eso piensa Usted, lo haré con gusto Señora. 

Ella me cogió de la mano y me saco del coche. Estaba preciosa con vestido corto de terciopelo rojo ajustado de tirantes con escote corazón, zapatos rojos de tacón y una delicada gargantilla de terciopelo rojo adornando su cuello. 

Estábamos en una nave alargada grande de techo alto en la que hacía bastante calor con iluminación de fluorescentes blancos a los lados. 

CONTINUARA