jueves, 4 de abril de 2024

la cafetería

Mientras caminaba hacia la cafetería con mi amiga, recordé la historia que le había contado a mi Amo.

Me visualizaba a los pies de una Domina.

Si algo me excitaba eran las humillaciones. Pensaba en una junto con otro esclavo.

El se bajaba el pantalón, tenía su polla encerrada en una jaula.

Algo que a mí me volvía loca era chupar pollas. 

Y verla tan pequeña y encerrada, sin posibilidad de poder darle placer, me encantaba.

Mi puterio no servía en aquellas situaciones.

Era una perra en celo, sedienta de polla y sin poder satisfacerme.

Lamía el hierro, deseosa de que me follara.

De que me pusiera a cuatro patas y comportarnos como perros. Algo animal.

Quería verme allí expuesta, humillada de esa manera, sin poder resistirme.

Seguro que mi lengua le volvería loco y le pondría peor de lo que se le notaba que estaba.

Su polla goteando y apretada.

No podía sacar aquella imagen de mi cabeza mientras caminaba.

Mi Amo me había ordenado ir sin bragas.

La situación me tenía mala.

Entramos en la cafetería y nos sentamos en una esquina.

Mi Amo no tardó en presentarse. 

Se dirigió al cuarto de baño.

Disimuladamente le seguí.

Me empujó dentro del de hombres.

Hizo que me desnudara con mi collar en el cuello.

Me senté en el suelo con las piernas abiertas.

Se notaban mis fluidos salir por mi coño.

Un hombre entró y me miró sorprendido.

Acaricie mi coño, de arriba abajo.

Mi Amo no dudó en ofrecerme para que le hiciera una mamada a ese hombre.

Se bajó el pantalón con su polla medio hinchada.

Empecé a chupar desesperada. Necesitaba lamer. Llenar mi boca de leche.

Mi amiga nos pilló, mientras satisfacía con mi lengua, aquella polla. Se quedó mirando.

El hombre giró mi cuerpo y me puso a cuatro patas.

Hundió su polla sin miramientos en mi coño, aunque mi amiga nos estaba mirando de brazos cruzados. Lo hizo violentamente.

Me sentía en celo y necesitaba follar y correrme.

Tiró su leche en el suelo. Se levantó y con su pierna apretó mi cabeza para hacerme lamerlo.

Estaba tan por debajo de ellos. Azotó mi culo.

-Volveremos a vernos.-dijo el hombre.

Le había dejado satisfecho.

Mi amiga dejó que saliera aquel hombre. Se acercó a mí Amo.

-¿Puedo?.-le preguntó.

El asintió.

No creí que supiera lo que estaba pasando.

Propinó un bofetón en mi cara.

-Al suelo.-me dijo molesta.

Instintivamente obedecí.

Me ofreció uno de sus zapatos para que lo lamiera.

Sacó de su bolso una cuerda y ató mis muñecas al techo.

Tomó un flogger y azotó mi culo fuerte.

Dejándolo marcado y rojo.

Azotó mis tetas.

Allí a plena vista de la gente.

Tiró de mí pelo y me hizo mirarla. Su gesto era serio.

Me desató dejándome caer en el suelo.

Mi Amo se acercó y me orinó en la cara.

Ella al verle se apartó sus bragas y me orinó por todo el cuerpo.

Puso su coño en mi boca y empecé a lamerlo.

Mi Amo decidió entonces tomarla y follarla contra la puerta del cuarto de baño.

Delante de mí, haciéndome ver como ambos estaban disfrutando.

Creo que eso le puso cachonda porque le oferto los demás agujeros. Dejó que viera su culo y su boca. 

Mi Amo tomó su culo y hundió su polla en él.

De lo bien que se movía mi Amo gemía como loco.

Se corrió allí dentro, ella me miró, como diciendo he follado con tu Amo y me has visto hacerlo.

Volvió hacia mí y abrió sus cachetes.

-Lame mi culo y masturbate.-dijo ella.

Mire a mi Amo y él asintió.

Le comí el culo, probando los fluidos de mi Amo.

En ese momento sabían tan bien, le folle con mi lengua. Dándole placer. Me masturbaba mientras lo hacía.

No podía controlarme. 

-Correte.-ordenó mi Amo.

Hice lo que pidió. Estaba muy excitada. En cuestión de segundos me corrí.

Llegó otro hombre y me agarró por las piernas.

Me follo allí en el suelo. Restregando mi pelo por mis fluidos. Haciéndome sentir que solo era un objeto de placer.


©dulcelulu

lunes, 18 de marzo de 2024

El Maestro de llaves

El maestro de llaves me había colocado un cinturón de castidad. Mi ano era el único agujero accesible. Sentí excitación cuando noté sus manos colocándole. Me gustaba que nada me perteneciera, no tener esa opción de satisfacer mi coño cuando lo necesitara.

Tomó un rotulador permanente y escribió en mi cuerpo, pute gratuite y fuckmeat cerca del filo del cinturón.

Me humillaba y me excitaba a la vez. Ver el disfrute en su rostro, como apretaba para que quedaran sus palabras grabadas en mi cabeza.

Esas palabras me hicieron sentir algo diferente, no las soportaba. Eran fuertes, sentí calor en mi cuerpo. Cómo subía hasta mi cara.

Tenía que salir con aquello escrito, estaba nerviosa, agitada, aquella vez era diferente.

Debía obedecer, una parte de mi tiraba para que no lo hiciera, sentía la necesidad de llorar.

Quería desahogarme, vomitar. 

-Vamos.-me dijo el maestro.

Estaba paralizada, me sudaban las manos. Me deje llevar y camine detrás. Los Dominantes jugaban al poker, observaron mi cuerpo de arriba abajo, en ese instante sentí liberación.

Aunque se reían, dentro de mí había excitación, era algo que necesitaba, que me vieran así. Necesitaba ese dolor, esa dificultad, tener que tragar aquello y superarlo.

-De rodillas.-me dijo el maestro.

Aquella excitación crecía. Parecía que era un mueble, al que podían contemplar cuando quisieran y excitarse.

Las palabras me excitaban cada vez más, no sabía porque mi mente había cambiado.

Algo que segundos antes me hacía sentir mal, ahora me acababa excitando. 

Me empujaron de tal forma que casi lograron que llegara al límite de llegar a correrme.

Cuanto peor la humillación, más excitación después.

Uno de los Dominantes ganó la partida, era el premio para él.

Lami su polla bajo la atenta mirada de todos, aplastaron en mi pelo un huevo, tiraron basura sobre mi, no me importaba seguía chupando con mas ganas.

-Pute.-pronunció uno de ellos.

Volví a sentir ese calor recorriéndome. El hombre introdujo su polla más al fondo de mi garganta. 

-Fuckmeat.-dijo acercandose a mi oído.

Era como si supieran lo que sentía, mientras lo pronunciaban.

Quería correrme y llorar a la vez. Azotaron fuerte mi culo con una pala con tachuelas.

Sentía presión, fuerza, me temblaba el cuerpo.

Era lo que necesitaba en esos momentos, ser arrastrada fuera de mi zona de confort.

Ser expuesta, humillada, libre, quería que su intensidad me recorriera y disfrutarla.

Que me impusieran, deseaba sentirme sucia, vulnerable.

El Dominante agarró mi garganta, apretó con fuerza. Sentí desesperación, mis dedos no tocaban el suelo.

Un juguete, al que estaban disfrutando en esos momentos, había dejado mi cuerpo y mi mente en sus manos.

Sentí el siguiente azote, mi cara se estaba poniendo roja, el Dominante tiro de mis pechos y abrió su mano para dejarme caer al suelo.

Pude tomar aire, mientras los latigazos marcaron mi espalda.

Me ofreció su pie para limpiarlo, tenía un mal olor. No tenía otra opción que chuparlo. Si no lo haría a la fuerza.

Saque mi lengua, pero lo empujo dentro de mi boca. Quería que lo saboreara.

Dejar en mi mente su sabor. 

Babee mientras lo memorizaba, lamiendo y llenándolo de saliva.

Tiraron de mi pelo, me dieron bofetadas, me escupieron y me mearon encima, no debía de olvidar mi posición.

Limpie sus pollas y luego el suelo de sus meadas.

Agradecí que me dejaran hacerlo, haciéndome sentir, que estaba muy por debajo de todo aquello.

Regrese a mi jaula como si hubiera tocado el cielo con los dedos. Deseaba volver a sentir esa intensidad, que tanto me asustaba, que me hacía sentir pequeña. Pero a la vez que tanto me excitaba y me permitía ser yo.


©dulcelulu